LA ZONIFICACIÓN ECOLÓGICA ECONÓMICAPOTENCIAL DE LOS SUELOS

“La Zonificación Ecológica y Económica (ZEE), es un proceso participativo y de concertación, dinámico y flexible, que permite analizar técnica e integralmente un área territorial determinada (distrito, provincia, región o cuenca) para sectorizarla e identificar las diferentes alternativas de uso sostenible, basadas en la evaluación de sus potencialidades y limitaciones con criterios físicos, biológicos, sociales, económicos y culturales” (IIAP, 2006).



Imagen: IIAP



La elaboración de la ZEE implica iniciar un proceso social y político que moviliza voluntades, conocimientos, iniciativas e intereses, de todos los actores de un ámbito territorial, creando una mística e identidad territorial que dé como resultado compromisos concretos para el desarrollo local.

Una vez aprobada la ZEE se convierte en un instrumento técnico y orientador del uso sostenible de un territorio y de sus recursos naturales, con la finalidad de orientar la toma de decisiones sobre los mejores usos del territorio (ordenamiento territorial), considerando las necesidades de la población que la habita y en armonía con el ambiente.

Categorías de uso en la ZEE:

Como producto de la evaluación de las Unidades Ecológicas Económicas (UEE) se identificará las diversas opciones de uso sostenible de dicho territorio. El tipo de la categoría corresponderá a la aptitud de uso predominante de dicha UEE. Las categorías de uso a utilizar en el proceso de ZEE serán las siguientes:

Zonas productivas, que según la naturaleza del territorio, incluye zonas que tienen mayor aptitud para uso: agropecuario, forestal, industrial, pesquero, acuícola, minero, turístico, entre otras;

Zonas de protección y conservación ecológica, que incluye las Áreas Naturales Protegidas en concordancia con la legislación vigente, las tierras de protección en laderas; las áreas de humedales (pantanos, aguajales y cochas). También se incluyen las cabeceras de cuenca y zonas de colina que por su disección son consideradas como de protección de acuerdo al reglamento de clasificación de tierras y las áreas adyacentes a los cauces de los ríos según la delimitación establecida por la autoridad de aguas

Zonas de tratamiento especial, que incluyen áreas arqueológicas, histórico culturales, y aquellas que por su naturaleza biofísica, socioeconómica, culturas diferenciadas y geopolítica, requieren de una estrategia especial para la asignación de uso: (zonas de indígenas con aislamiento voluntario, zonas para la seguridad nacional, etc.);

Zonas de recuperación, que incluye áreas que requieren de una estrategia especial para la recuperación de los ecosistemas degradados o contaminados; y

Zonas urbanas o industriales, que incluye las zonas urbanas e industriales actuales, las de posible expansión, o el desarrollo de nuevos asentamientos urbanos o industriales.

Adaptado de información del IIAP y del Reglamento de ZEE

Los suelos de aptitud agropecuaria son el recurso más escaso del país (un 7% del territorio nacional) y también es el más amenazado por procesos de deterioro, en especial la salinización en la costa, la erosión paulatina en la sierra y la pérdida de fertilidad en la Amazonía. Un total de 8 millones de ha están clasificadas como severamente erosionadas y 31 millones de moderadamente erosionadas.

Se estima que un 40% al menos de los suelos agrícolas de la Costa están afectados por procesos de salinización y mal drenaje. Además, con las crecidas anuales de los ríos en el verano y cuando se produce el Fenómeno de El Niño, y por falta de defensas ribereñas se pierden importantes superficies de las escasas tierras agrícolas.
En la Sierra al menos un 60% de los suelos agropecuarios están afectados por procesos de erosión de mediana a extrema gravedad por la falta de técnicas de manejo y la destrucción de la cobertura vegetal en las laderas.



Foto: M. Mavila



En la Amazonía un 60% de los suelos de las tierras ocupadas y colonizadas (unas 5 millones de ha) están en estado de abandono por la pérdida de la fertilidad y la erosión a causa de técnicas inadecuadas.


Superficie Agrícola



Superficie de uso agrícola bajo riego y en secano (con lluvias) y superficie no agrícola como pastos, bosques y otros, en porcentaje para el país. Fuente INEI, 1994. Incluye únicamente a las unidades agropecuarias reconocidas con título de propiedad, que corresponde a 27% de la superficie nacional país.



SUPERFICIE AGRICOLA Y NO AGRICOLA, 1994, ha

TOTAL*

  34.934.484 

Superficie Agrícola

  5.478.354 

Bajo riego

  1.729.113 

En secano

  3.749.241 

Superficie no Agrícola

  29.456.130 

Pastos Naturales

  16.317.801 

Montes y Bosques

  9.067.476 

Otras clases de tierras

  4.070.853

* La superfice agrícola y no agrícola considerada en este cuadro dista mucho de sumar la superficie nacional debido a que el censo se aplicó únicamente a todas las unidades agropecuarias reconocidas legalmente, esto es, para las que existe un título de propiedad

FUENTE: INEI - III CENSO NACIONAL AGROPECUARIO 1994



SUPERFICIE AGRICOLA

Tierras de labranza

4314348,19

Cultivos Transitorios

2115226,32

En barbecho

936246,11

En descanso

550957,18

Tierras agrícolas no trabajadas

711918,58

Tierras con cultivos permanentes

892318,33

Propiamente dichos

461550,31

Pastos Cultivados

398181,08

Cultivos Forestales

32586,94

Cultivos asociados

270310,17

Und. Agropec.con sup.no agricola

29904832

TOTAL

35381808,7


Fuente: INEI - III Censo Nacional Agropecuario, 1994

Existen diversas clasificaciones mundiales de suelos. En el Perú es muy usada la clasificación sobre Regiones Geoedáficas, de la FAO, que se describen a continuación.

Región yermosólica:
Es el desierto de la costa, con grandes extensiones de planicies sedimentarias, cerros y colinas, terrazas marinas, valles costeros, dunas y los inicios de las estribaciones andinas. En los valles irrigados predominan los suelos denominados “fluvisoles”, suelos fértiles y de alta calidad, debido a los sedimentos minerales depositados por los 53 ríos que bañan sus tierras. En los desiertos predominan los suelos arenosos (regosoles), los salobres (solonchaks), y los aluviales secos en los cauces secos (fluvisoles secos). En los cerros y colinas predominan los suelos rocosos (litosoles). En la Costa norte (Piura y Tumbes) los suelos son arcillosos y alcalinos (vertisoles). En la Costa sur existen suelos volcánicos (andosoles) de reacción neutra.



Suelo desértico en el litoral. Foto: M. Mavila



Región litosólica:
Constituida por las vertientes occidentales de la cordillera de los Andes entre los 1000 y 5000 msnm, con un relieve de gran pendiente y muy agreste. Predominan los “litosoles”, que son suelos superficiales sobre rocas y también la roca expuesta. En las partes bajas se encuentran suelos arenosos ó “regosoles” y áridos con calcio en el subsuelo, llamados “yermosoles cálcicos”. En la parte Este e intermedia, se ubican los suelos “yermosoles lúvicos” que contienen arcilla y cal; los “xerosoles”, que poseen una capa oscura y cal, y los “kastanozems” ó suelos pardos.



Vertientes andinas con suelos superficiales y rocas. Foto: M. Mavila



Región paramosólica o andosólica:
Ubicada en la zona alto Andina entre los 4000 y 5000 msnm, cuyo relieve es suave debido a haber sido glacial. Predominan los “paramosoles”, que son suelos ácidos y ricos en materia orgánica. Los “páramo andosoles” son suelos similares, pero derivados de rocas volcánicas arcillosas. También existen los suelos con predominancia rocosa (litosoles), calcárea (rendzinas) y suelos neutros arcillosos oscuros (chernozems). Cerca a lagunas y zonas pantanosas se encuentran suelos con muy alto contenido de materia orgánica, denominados “histosoles”. La agricultura es muy limitada en estas zonas por las bajas temperaturas, salvo para algunas especies como la Maca. Estas zonas tienen un buen potencial para pastos, aprovechados con la actividad pecuaria de camélidos y ovinos.

Región kastanosólica:
Referida a los valles interandinos altos y zonas intermedias, ubicada ente los 2200 y 4000 msnm. Existen diversos tipos de suelos, principalmente los “kastanozems cálcicos”, de textura media, alcalinos y de color rojizo ó pardo rojizo. Los “kastanozems lúvicos”, similares pero arcillosos; así como suelos profundos y de textura fina (phaeozems). En las zonas de alta pendiente, predominan los suelos rocosos y calcáreos. En las mesetas y grandes planicies, como las del Titicaca, predominan los suelos originados de lagos (planosoles) y suelos con mal drenaje (gleisoles). También están compuestas por suelos volcánicos. Esta región es un área agrícola tradicional, con un uso intensivo hace miles de años, cultivándose principalmente cereales, tubérculos, leguminosas y algunas hortalizas. Las partes altas de pastizales son usadas con fines pecuarios y las partes bajas a cultivos permanentes como frutales.



Parcelas de valle interandino en Cusco. Foto: M. Mavila



Región líto-cambisólica:
Ubicada en la parte superior de la selva alta, entre los 2200 y 3600 msnm, abarca una gran extensión de la vertiene oriental andina . El terreno es muy disectado y con pendiente muy escarpada, con suelos pobres y expuestos a la erosión de las fuertes lluvias. Caracterizada por suelos superficiales y de desarrollo reciente, con un horizonte superficial amarillento, denominados “cambisoles”.

Región acrisólica:
También se ubica en la selva alta, entre los 500 y 2200 msnm, con un relieve escarpado pero con ciertos valles. Los suelos provienen de la región lito-cambisólica, pero son más profundos. Es una zona con una fuerte meteorización o descomposición del material parental y de reacción ácida.
Predominan los suelos profundos, de tonalidad amarilla y rojiza, ácidos y de buen drenaje, llamados “acrisoles” ó “rojo amarillo podsólicos”; arcillosos profundos (nitosoles). En la zona cercana a la selva baja se encuentran suelos arcillosos con hierro (acrisoles plínticos). En los valles los fluvisoles, gleisoles y suelos con arcillas expandibles (vertisoles).



Suelos arcillosos rojizos en Madre de Dios. Foto: M. Mavila



Región acrísólica ondulada:
La región geoedáfica más extensa abarca la selva baja peruana, que generalmente se encuentra debajo de los 500 msnm. Predominan los suelos ácidos con baja fertilidad, que dependiendo de su grado de drenaje, pueden ser fluvisoles ó gleisoles. Los “podzoles húmicos”, son suelos arenosos con materia orgánica y fierro, se encuentran alejados de los ríos.

La FAO también ha clasificado los suelos en 31 unidades, que pueden presentarse en forma asociada. Puede visualizar el mapa.

Fuente: Brack y Mendiola, 1997. ONERN, 1985.

El recurso suelo con potencial de ser utilizado es relativamente escaso en el Perú. Más del 42% son suelos de protección y el suelo aprovechable para la agricultura es muy limitado. El potencial de los suelos puede ir variando, de acuerdo a la tecnología disponible, por ejemplo últimamente en la costa se han ampliado muchas zonas eriazas para cultivos, gracias al riego tecnificado y transvases de agua. La clasificación que veremos a continuación es la única de alcance nacional, pero es antigua, por lo cual hay que tener criterio para evaluar estos datos.



Zona donde se aprecian suelos con aptitud para cultivo en limpio y para producción forestal. Foto: M. Mavila



La clasificación de las tierras del Perú según su capacidad de uso mayor, se basa en las limitaciones permanentes de los suelos para poder mantener actividades agrícolas, pecuarias ó forestales dentro de márgenes económicos y sin degradar el recurso. Los factores que influyen en esta clasificación son: el clima, el riesgo de erosión, las características propias del suelo que afectan la productividad y las condiciones de humedad (ONERN, 1985).

Se clasifican en:

Tierras aptas para cultivos en limpio:
Son tierras aptas para agricultura arable e intensiva y apropiada para cultivos diversificados, como las hortalizas, que tienen una o más cosechas al año. Estas tierras son las de mayor calidad agrológica, es decir con condiciones físicas del suelo, hídricas y climáticas muy apropiadas para la agricultura, y sin mayores limitaciones.

Asimismo, son tierras muy escasas (3.8% del territorio nacional). En la Costa se ubican principalmente en los valles irrigados. En la Sierra, en zonas de topografía suave y fondos de valles abrigados: y en la Selva, en las terrazas de formación reciente a lo largo de los ríos.



Cultivos de hortalizas en suelos de alta calidad, Lima. Foto: M. Mavila



Tierras aptas para cultivos permanentes:
Son las tierras con condiciones ecológicas no adecuadas para la remoción periódica del suelo ó para un desarrollo económico con cultivos en limpio, pero que permiten el manejo de cultivos perennes, como los frutales. Estas plantas son improductivas en los primeros años para luego brindar valiosas cosechas durante varios años, con un pequeño costo de mantenimiento. También son tierras muy escasas (2.1% del territorio nacional) y junto con las tierras aptas para cultivo en limpio, constituyen el potencial agrícola del país.

En la Costa se ubican principalmente en las cabeceras de los valles irrigados y en algunas pampas o desiertos. En la Sierra, se encuentran en algunos valles de topografía relativamente suave; y en la Selva, en ciertos valles de la Selva Alta y en lomadas y terrazas de los valles del llano amazónico.

Tierras aptas para pastos:
Suelos que no presentan características requeridas para fines agrícolas pero presentan vocación para el uso de pastos naturales y para la propagación de forrajes cultivados y por ende el desarrollo de la actividad pecuaria.
Son tierras con una superficie intermedia (14% del territorio nacional), cuya mayor expresión se da en la Sierra, especialmente en la zona alto Andina por encima de los 3900 msnm. En la Costa se distribuyen asociadas a los bosques secos del noroeste y en las lomas estacionales.



Foto: Pastizales alto andinos en Ayacucho. Foto: M. Mavila



Tierras aptas para producción forestal:
Las tierras aptas para producción forestal tienen la capacidad de ser usadas para aprovechar los recursos maderables y no maderables del bosque. Son las tierras potencialmente productivas con mayor representatividad en el país, con 38% de su superficie. Lógicamente, el 90% de las tierras forestales se encuentran en el territorio Amazónico, el 8% en la Sierra y una mínima parte en la Costa.

Tierras aptas para protección:
Son aquellas que no reúnen las condiciones ecológicas mínimas requeridas para los otros usos descritos, y que por sus características y ubicación sirven fundamentalmente para conservar el equilibrio ecológico, los suelos y las aguas, con el objeto de proteger tierras agrícolas, infraestructura vial o de otra índole y centros poblados, así como garantizar el aprovisionamiento de agua para consumo humano, agrícola e industrial, teniendo carácter de intangible.
Con más del 42% de la superficie nacional, constituyen las tierras más extensas en el país.



Foto: Bosques primarios y secundarios con aptitud forestal. Foto: Lorenzo Vallejos.



Estadísticas



Superficie de capacidad de uso mayor de los suelos a nivel nacional (millones de hectáreas). Fuente: ONERN, 1985



Superficie de capacidad de uso mayor de los suelos, en porcentaje según región natural. Fuente: ONERN, 1985